No Habrá Transición Sin Transmisión
Esta frase que ha sido usada por varios analistas y personalidades, tales como Bill Gates, es una frase que es actual y aplicable a cada lugar en el planeta que está pensando en hacer una transición energética hacia energías limpias. Para que las energías renovables puedan ocupar un lugar importante y significante en la matriz energética de un país se requiere que exista transmisión y que dicha transmisión sea universal, confiable y rápida.
En Colombia, cuyo actual presidente ha estructurado la mayor parte de su programa de gobierno en una transición energética basada íntegramente en energías renovables, la citada transmisión existente no cuenta con los elementos mencionados y por esa razón, varias voces han insistido en la necesidad de acelerar la estructura de la transmisión, antes de hablar de transición.
Actualmente, la falta de presencia del gobierno en los territorios en los cuales se espera la mayor generación de energías renovables (Guajira) ha ocasionado un retraso monumental en la entrada en funcionamiento de grandes proyectos eólicos, como Windpeshi. Adicionalmente, el funcionamiento de la línea de transmisión Colectora que será la conductora de la energía de los parques eólicos Alhpa y Beta, tiene un avance deplorable, debido a la negligencia estatal y no se espera su entrada en funcionamiento en los próximos dos años.
Lo anterior, implica que la energía con la cual se pretende reemplazar las fuentes no renovables no está en capacidad de ser generada y aun cuando pueda ser generada, no tendrá la capacidad de ser transmitida a la población antes de dos o tres años más, todo por falta de planeación de la red de transmisión de gobiernos anteriores y la pobre gestión del gobierno actual. Prueba de ello es el reciente proceso de adjudicación de capacidad de transporte que ha dejado muy insatisfechos a los inversionistas y en el que se han presentado 250 recursos de reposición ante la UPME, lo cual demuestra que hubo improvisación y falta de información con los desarrolladores para su toma de decisiones.
El riesgo de no producción y transmisión energética en Colombia, aunado a la alta probabilidad de ocurrencia del fenómeno del niño, pone a Colombia en un escenario real de riesgo de racionamiento por ausencia de energía para el segundo semestre del año 2023 o primer semestre del año 2024, momento en el cual el valor de las tarifas de energía, en cuyo discurso parece estar centrado el Gobierno Nacional, dejará de ser importante porque al no haber energía suficiente para cubrir la demanda de la población nacional, la tarifa inmediatamente se incrementará, pero habrá un sector de la población al cual no llegará energía, aun estando dispuesta a pagar por ella.
Teniendo en cuenta lo anterior, es de vital importancia que el Gobierno Nacional, acelere sus gestiones para por un lado, garantizar la aceleración de las Consultas Previas en el Departamento de la Guajira y la entrada en funcionamiento tanto de los parques eólicos, como de la línea Colectora, y por otro lado, tenga una ruta clara de las necesidades energéticas futuras del país en donde aborde con prontitud la expansión de los sistemas de transmisión que requieren los proyectos renovables y gestione de manera eficiente la reducción a la exposición de la bolsa de energía de varias electrificadoras de naturaleza pública en el país que se verán altamente afectadas durante el evento El Niño.
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