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El Impacto del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 en los Proyectos de Energías Renovables

El dilema de todo gobierno es buscar recursos para financiar su plan de gobierno y sus proyectos sin impactar en gran medida a la población o a sectores económicos vulnerables que son de especial interés. A pesar de que esa es una tarea difícil, y que nunca quedan todos contentos, lo cierto es que por lo general se ve una coherencia entre el plan de gobierno y los incentivos que éste le quiere dar a ciertas industrias. Ahora bien, el gobierno en curso ha insistido en que la transición energética es un imperativo que hay que conseguir lo antes posible. Sin embargo, lo que se ha visto hasta el momento plasmado en el papel, es que en la actualidad es mucho menos atractivo invertir en renovables, de lo que era hace un año. ¿Por qué? Veamos. El plan nacional de desarrollo, en su articulo 233, adiciona 3 parágrafos al articulo 54 de la ley 143 de 1994 “por la cual se establece el régimen para la generación, interconexión, transmisión, distribución y comercialización de electricidad en el territorio nacional”. En el parágrafo 5 adicionado, se crea una transferencia del 6% de las ventas brutas de energía por generación propia, para plantas nuevas, eólicas y solares, que estén ubicadas en áreas de mayor radiación y velocidad de viento respectivamente. La transferencia se implementará de manera gradual a lo largo de un periodo de 5 años. Igual le sucederá a plantas ya en operación con las mismas características, pero con una transferencia del 4%, implementada en un periodo de 4 años. Según el parágrafo 7 adicionado, estos recursos serán destinados a la financiación de proyectos definidos por las comunidades étnicas ubicadas en los departamentos de influencia de los proyectos de generación. Aparte de que ya es bien contradictorio el que se cargue a la industria que se quiere incentivar (sector de los renovables), la versión final del artículo 54 al que hacemos referencia, establece (por referencia al articulo 45 de la ley 99 de 1993), que las plantas de generación térmica cuya capacidad instalada supere los 10.000 kilovatios, harán una transferencia del 4% de sus ventas brutas, es decir, se conserva un tratamiento menos gravoso. Si tenemos en cuenta que además de esto, la reforma tributaria de 2022 trae cambios que en la práctica recortaron los beneficios económicos reales diseñados por la ley 1715 de 2014 (esto seria objeto de un próximo articulo), tenemos un panorama resultante no muy alentador. El ministro de hacienda, Ricardo Bonilla, anuncio en el congreso anual de Acolgen, que el gobierno revisará el artículo del plan nacional de desarrollo, con el fin de evaluar si se reforma, y se desgravan los proyectos de renovables no convencionales. Celebramos esta intención, y desearíamos ver acciones concretas para incentivar el sector. La transición energética es una renovación de todo un sector de la industria, y cambios de este talante toman años. Si se quiere llegar pronto a la meta, hay que crear ya las condiciones para que la inversión internacional y nacional sienta confianza al momento de comprometer sus capitales en esta aventura.

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